viernes, 30 de octubre de 2009

LA ATRACCIÓN DEL TÍTULO

Cuando paseo por las calles de Sevilla, o de cualquier otra ciudad, cuando estoy en un centro comercial, me suelo acercar a los escaparates o stand de libros. Los miro y los reto: “Tiéntame con tu nombre” “Dime lo que llevas dentro en dos palabras”. De algunos libros ya me ha llegado el boca a boca y al leer el título lo asocio enseguida con la impresión de aquellos que lo han leído. Los otros sin embargo están ahí, sugerentes, con títulos a veces concretos, coherentes con su argumento, y otras veces que ni por asomo me puedo imaginar su contenido. Y alargo la mano casi de forma automática y necesito leer una pista argumental en la contraportada, buscando una remota coincidencia entre lo que a mí me sugiere el título y la temática del libro. ¿Queréis algunos ejemplos? Vale, pero no busquéis asociaciones lógicas.
“La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”: drogadicta.
“Sin noticias de Dios”: desengaño.
“El Club de los viernes”: mujeres en paro.
“La lengua Absuelta”: abogados.
“El niño del pijama de rayas”: enfermedad.
“La elegancia del erizo”: aunque la mona se vista de seda mona se queda
Que no hay manera de saber de qué va el libro hasta que lo tienes en la mano leyendo la contraportada y como quien dice ya has empezado a leerlo. Me declaro adicta a este juego de adivinación en que casi nunca acierto, y donde perder es un aliciente para seguir intentándolo. ¿No te parece que ya de por sí el título de un libro tiene una merecida importancia?

Comentario de Juani

3 comentarios:

  1. Los títulos de los libros atraen es un hecho. Cuando se es una ávida lectora y se anda a la busca y captura de un nuevo tesoro literario, los títulos tienen una gran importancia. Esperas que el título te resulte atractivo, miras en todas las estanterías hasta que encuentras ese título que te entra por los ojos y entonces vas a leer la sinopsis de la historia en la contraportada para ver si es tan interesante como el título. Muchas veces el título en ese momento pierde totalmente tu interés. Puede ser un gran libro porque no, pero la trama no te lo ha parecido y vuelves a la carga en busca del próximo. Quizás esa segunda vez tengas mejor suerte y entonces te acercarás a la caja con una sonrisa, abrazada a tu libro y adelantándote al placer que te va a producir sumergirte en sus páginas.

    ResponderEliminar
  2. Entras en un buena librería, recorres cada uno de sus pasillos, sin prisas, pausadamente.
    Miras uno tras otro cada uno de los libros expuestos, y de repente !zas!, !ya lo tienes!.
    ¿Porqué éste y no otro?. No es fácil contestar.
    No eres tú quien elije el libro, es el libro quien te elije a tí. Sin duda el título es el responsable directo de esta elección.
    Hay título rimbombantes para libros simples y hay títulos muy simples para grandes joyas.
    No siempre se acierta con la elección, pero esto añade mayor emoción a la caza y captura de los buenos ejemplares.

    ResponderEliminar
  3. Yo soy una voyeur, tengo que confesarlo, pero no creáis que me causa el mínimo pudor, porque no, me siento muy orgullosa de serlo. Me encanta observar a la gente que lleva un libro bajo el brazo, entonces hago esfuerzos infinitos por conseguir ver el título y cuando lo logro lo archivo en mi cabeza y entonces miro a la persona que lleva el libro e intento descifrar que le ha llevado a escogerlo, si hay algo en su físico que pueda hacerme comprender porque eligió ese libro y no otro.

    Y no hay algo que me frustre más que alguien que lleva el libro forrado, como queriendo ocultarme que lee, porque y que le hizo escogerlo, me entran ganas de irme hacia él y muy sutilmente pedirle que le quite el forro de papel de periódico que cubre su libro y si no,..., darle un tirón, salir corriendo con él y por el camino ir quitándole las capas que me ocultan su nombre.

    ResponderEliminar

Tu comentario será visible tras la aprobación.