sábado, 23 de enero de 2010

LOS LIBROS DE SEGUNDA MANO

Los libros de segunda mano son un mundo aparte.  Todos disfrutamos  del placer de estrenar un libro que es sólo nuestro y que vamos a cuidar como un gran tesoro desde el momento en que llega a nuestras manos, pero a veces....  Ese libro que estás buscando sólo lo encuentras de segunda mano y entonces te introduces en un mundo totalmente distinto.
En mi caso primero suelo buscar en las primeras páginas si viene el nombre o la fecha de la compra del libro por su propietario original e intento imaginarme que tipo de persona ha disfrutado de ese libro antes que yo.  Si el libro está en buen estado a pesar de los años pasados el propietario ya tiene un punto.  Lo segundo y curioso es que muchas veces se encuentran papeles en medio de las páginas, a veces no son más que etiquetas de algún producto de consumo habitual como el cola - cao, que en un momento de apuro ha decidido utilizar de señalapáginas, pero otras veces se encuentran listas, anotaciones e incluso "chuletas" y entonces al ver la caligrafía de esa persona te parece conecerla un poco, sólo un poco y empieza el descubrimiento de la historia del libro, no de la que cuenta si no la de las otras manos que lo han tocado, donde ha estado y como lo han disfrutado.
Las páginas amarillentas de los libros a causa de los años pasados también es algo que siempre me ha gustado, es como si el libro se hubiera ganado un derecho extra con respecto a esos otros de páginas blancas, blanquísimas. En fín, siempre libros de los que disfrutar.


4 comentarios:

  1. Las librerías de viejo pueden tener un encanto aun superior al de las librerías de nuevo, sobre todo si éstas se exceden en la disposición de los libros en expositores publicitarios. Son insustituibles para ediciones antiguas y para curiosidades. Incluso el desorden de algunas librerías de viejo gusta : es la base de la serendipia .

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  2. Me gusta leer y no siempre dispongo de dinero para comprar libros así que recurro mucho a mis amigos para que me los presten o a la biblioteca. Me llaman la ateción los detalles: esa esquina doblada (cosa que detesto), esa salpicadurita como si hubiese estado comiendo mientras leía, ese color un poco más añejo de la esquina al pasar las hojas, esa dedicatoria (debería estar obligado lo de poner una dedicatoria cuando regalamos un libro), ese improvisado señalapáginas que puede ser cualquier cosa incluso una foto,... son valores añadidos.
    Todo se incrementa cuando paseas por una librería con libros de segunda mano o un rastrillo. Lo primero que percibes es el olor a años y polvo, esos lomos amarillentos y colores desvaídos. Esas encuadernaciones que ya no se ven. Esos comic antiguos, esas novelas de Estefanía o Corín Tellado en ediciones baratas.
    Para mí tienen un atractivo especial. A veces he encontrado libros de contenido académico y veo que la ciencia ha avanzado hasta dejarlo obsoleto, otros libros tienen un contenido moralista que ya ni se nos ocurre poner en práctica y hay clásicos que no pasarán nunca,recetas de la abuela que encierra una sabiduría que no debería perderse u obras con un argumento interesante aunque no han llegado a nuevas ediciones posteriores.
    Estos libros maduros todavía tienen mucho que contar:
    libro+tiempo+uso personal=tesoro o serendepia (esta palabra la he conocido por primera vez en el comentario anterior y he tenido que buscar su significado)

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  3. Para un ávido lector en búsqueda constante de buenas “piezas”, pocas cosas hay más fascinantes que una librería de viejo. Se siente una placentera sensación difícil de explicar cuando se recorre el lomo de una edición antigua con la yema de los dedos.
    Estoy totalmente de acuerdo con Candin, son lugares idóneos para hacer grandes descubrimientos por casualidad.
    Y cuando por fin rescatas ese libro del polvo y del olvido y te detienes un momento a pensar en las manos y los ojos que antes de ti han poseído esa historia, se crea una especie de conexión con ese otro lector que hace tiempo, en otro lugar, disfrutó de la misma aventura en la que ahora tú estás a punto de embarcarte y dejó en el libro una parte de su propia historia.

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  4. Cuando trabajaba en el centro a veces tenía que hacer gestiones por la calle Feria. Una parada obligatoria era en la librería Baena. El dueño compra "bibliotecas" un término de lo más sugerente. En una ocasión me explicó que hay personas que al morir dejan una más que surtida colección de libros y que los herederos no la quieren, no la valoran, no tienen sitio, necesitan dinero, qué se yo los motivos, el caso es que aquí interviene el librero: inspecciona, valora y ofrece un precio por toda la colección. Mientras me contaba ésto me dieron ganas de suplicarle ¡por favor quiero ir con usted a una de esas inspecciones! Tiene que ser una gozada revisar una colección, descubrir éste o aquel título, ver la edición, las dedicatorias, hojear los libros...En realidad siempre me han dado envidia las personas que tienen una librería de viejo.
    Además de Baena conocí a una señora extranjera que tiene en el Barrio de Santa Cruz la librería "Trueque" Los dos tienen en común su aficción a los libros y conocer al dedillo lo que tienen en sus tiendas. En el Pasaje de los Azahares está "Torre de Marfil", de ésta poco pude explorar pues dejé de trabajar en el centro, por encima tenía buena pinta.
    El hecho de buscar y comprar libros de segunda mano, además del “descubrimiento, hallazgo afortunado e inesperado” (serendipia, wikipedia dixit) era por motivos económicos en el caso de la literatura de ficción para mí y también por encontrar el libro raro por la edición o de viajes, descubrimientos, historia, arte…, para regalar a mi pariento que es muy aficionado a esa clase de literatura.
    En mi caso, las ediciones baratas de bolsillo de literatura de ficción que hacen las editoriales resolvieron el problema económico en su momento, en la actualidad me apaño con la biblioteca pública, entre sus libros también te encuentras alguna que otra sorpresa olvidada (aparte de subrayados ¡qué coraje!) En el caso de mi pariento…menos mal que tiene en reserva tropecientos títulos para ir leyendo.
    También tiene su cosilla volver a leer un libro de tu biblioteca y descubrir entre sus páginas una nota que escribiste en su momento, el pase de visita a un hospital, un billete de autobús, una entrada para una película…momentos que viviste junto a ese libro y que quedaron entre sus páginas.

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