Hay un programa en la Ser los martes por la mañana sobre actualidad literaria que suelo escuchar, y hace un par de semanas preguntaban sobre los audiolibros. El que preguntaba era un amante de la lectura que debido a la edad ya no veía lo suficiente, pero seguía con la necesidad de vivir esos textos que durante tantos años habían llenado muchas horas de su vida.
En éstas páginas he hablado varias veces de forma positiva de los e-readers, a los que les encuentro muchas ventajas prácticas. Una de esas características es la de poder conseguir un tamaño de letra mayor del que encontramos normalmente en los libros en formato tradicional. Estaréis de acuerdo en que este tipo de ventajas pueden ayudar a personas con problemas de vista: no sólo por la edad, sino personas que no ven bien ya desde muy jovenes. Por desgracia los libros en papel no permiten la opción de aumentar el tamaño de letra.
A parte, para las personas a las que gusta leer y ya no es suficiente una letra bien grande, se han creado no solo los audiolibros que hace ya bastante tiempo podemos encontrar en el mercado, si no también libros en mp3 que se pueden descargar desde un gran número de páginas y que sin tener los libros más actuales estoy segura que podrían interesar a estos lectores que se ven incapacitados para leer.
Cada día podemos comprobar que para acercar la cultura a todos hay muchos métodos y que ninguno es único ni mejor que los demás.
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