miércoles, 25 de mayo de 2011

NUNCA ME ABANDONES - Ishiguro Kazuo

Kathy, Tommy y Ruth son alumnos de Hailsham.  Llevan allí toda su vida.  El arte es una de sus asignaturas más importantes y sus referentes son los custodios, que les cuidan y enseñan y Madame, una misteriosa mujer que visita la escuela una par de veces al año para llevarse los trabajos artísticos más meritorios y exponerlos en "la galería".
El futuro de estos tres amigos y de todos sus compañeros es el de convertirse primero en cuidadores y después en donantes.  Futuro que espera a todos los clones.
Libro sobre un futuro posible aunque se desarrolle a finales de los '90.  Es una teoría muy probable de lo que nos depara el futuro por la necesidad de solucionar las enfermedades que la medicina no es capaz de resolver.
La historia es bastante dura, pero lo más cruel de la misma es la educación y la aceptación de sus protagonistas.  Durante toda la historia no se plantéan la posibilidad de negarse a ese futuro ya establecido que les espera.  Los están programando desde pequeños, les dan poca información, pero sin posibilidades de discusión y para ellos es lo normal.
Estos personajes aunque tienen vida propia se encuentran desprovistos de familia, de conocidos, de vecinos, por eso su escuela y sus amigos son tan importantes y las pocas seguridades de que disfrutan son sus puntos de apoyo.
Durante toda la narración no encontramos un sólo apellido, son personas anónimas con tan sólo un nombre con una siglo y un punto al final.  Su mundo se llena de fantasías de lo que querrían hacer, pero no desesperan ni luchan por conseguirlo aunque sean sueños tan simples como trabajar en una oficina o en una tienda.  Se trata tan sólo de sueños imposibles y como tal quedan.
Pocos de los alumnos de Hilsham se hacen preguntas, prefieren creer y esperar y se enfrentan a su destino sin pensar.  Es una idea bastante triste de la deshumanización.
Si eres un poco sensible no leas esta novela.  Magnífica novela pero despiadada.
Ishiguro Kazuo (Nagasaki, 1954) Escritor británico de origen japonés. A partir de los seis años de edad vivió en Inglaterra, donde recibió una formación académica absolutamente occidental, desde la educación primaria hasta los estudios superiores, que cursó en la Universidad de Kent. Posteriormente se doctoró en Escritura creativa por la Universidad de East Anglia, donde recibió una marcada influencia del novelista Malcolm Bradbury, quien había fundado e impartido dichos cursos doctorales.
Kazuo Ishiguro comenzó a darse a conocer en los círculos literarios del Reino Unido a comienzos de la década de los ochenta, aunque previamente ya había conseguido que le publicaran algunos artículos y relatos en varias revistas literarias.

3 comentarios:

  1. ATENCIÓN ESTE COMENTARIO CONTIENE SPOILERS

    Acabo de terminar esta novela. Ví tu reseña hace tiempo y me apunté el título porque me pareció curiosa. De este autor conocía "Los restos del día" y me gusta mucho su prosa flexible y la capacidad que tiene de crear atmosferas con cuatro líneas.
    "Nunca me abandones" me ha gustado mucho, sin duda, pero me he quedado con ganas de más. Por eso quería comentarlo contigo: ¿no te quedas con la sensación de que los clones no tienen sentimientos? ¿Por qué no se rebelan, por qué no sienten rabia, por qué no se suicidan y, sobretodo, por qué no intentan escapar? No entiendo mucho los mecanismos de seguridad que dispone Kazuo para evitar que los donantes se escapen. Es más, cuándo Tommy y Kath, al final de todo, consiguen hablar con Madame, y la señorita Emily les cuenta toda la verdad, ellos se limitan a meterse en su coche y volver,¿cómo pueden volver sabiendo lo que les espera? ¿Por qué no cogen el coche y huyen bien lejos? Entiendo que aparentemente son humanos y pueden pasar como tales en cualquier sitio.
    Me ha faltado eso, el explorar la posibilidad de rebeldía de los donantes, de rabia, de no someterse a su destino ¿No has pensado un poco todo eso? Saludos!!

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    1. A mi me llamó la atención lo mismo y durante la lectura me entraban ganas de empujarles para que escaparan,aunque al final me dí cuenta de que en realidad la situación podía ser bastante verosimil.
      Piensa solo en las situaciones en que se encuentran las personas durante las guerras o bajo regímenes dictatoriales en los que el poder de unos pocos, el trabajo del terror y la manipulación permanente les hace aguantar de todo.
      Ejemplo: campo de concentración 3.000 presos y 50 guardas, ¿Porqué nadie se alza contra esos pocos y en cambio dejan que torturen, maten violen? Están tan automatizados que no son capaces de luchar ni siquiera por sus vidas.
      O algo más actual y quizás menos duro: nuestra famosa crísis. Cada vez tenemos menos derechos (salud, educación, trabajo...), menos poder adquisitiva (a quien les queda) y en realidad ¿que hacemos? Respuesta nada: nos indinamos, vamos un par de veces a una manifestación, pero nadie pide la cabeza de nadie (no fisicamente se entiende, en realidad no hacemos nada por cambiar nuestra situación y a los protagonistas de la novela les sucede lo mismo: les han dicho que las cosas son así desde su nacimiento y no se plantean que esas cosas se pueden cambiar.
      ¡Madre mía lo que me he enrollado!
      Un saludo.

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    2. Bien!! Pensaba que sólo me había pasado a mí eso de tener ganas de gritarles que se fueran pitando. O que se suicidaran para no tener que sufrir ese horror.
      En este sentido, siempre he pensado que en los campos de concentración nazis lo que más me impactaba es el esfuerzo que hacían la mayoría de prisioneros por seguir vivos, que no se dejaran morir, que no se rindiesen. Me refiero a que no tenían esperanza, no sabían que los aliados luchaban y podían ganar la guerra, solo conocían el horror. Y en cambio, ahí estaban, pellizcándose las mejillas para parecer más saludables, poniéndose en pie cada mañana ¿Instinto de conservación? ¿Esperanza?
      De todas formas, es cierto que no podían rebelarse contra sus guardianes porque los muros, las alambradas y las metralletas eran reales y estaban allí. En cambio, en el caso de nuestros donantes, ¿dónde estaban los muros de su prisión? Creo que Ishiguro debería haber profundizado un poquito más en esta posibilidad de querer huir o en los mecanismos de seguridad que les impedían irse.
      Sí que estoy de acuerdo contigo en el símil de la crisis, que nos limitamos a gritar y protestar, pero luego volvemos a nuestra casa, a vivir peor, pero sin cambiar realmente nada. Y si hay partido de futbol, ya ni te cuento. Y sin embargo, nuestra vida y nuestra salud (y la de nuestros hijos) sí que están amenazadas ¿o es que los recortes en sanidad no nos parecen lo suficientemente peligrosos y amenazadores?
      ¡¡Yo sí que me he enrollado!!Oye, un placer poder comentar contigo esta novela. Te aviso cuando saque la reseña. Besitos!!

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