sábado, 28 de mayo de 2011

TEATRO Y LITERATURA

Todavía como resultado de mi viaje a Ciudad Real, tengo algunos temas que me gustaría tratar en estos post, cosillas que se me fueron ocurriendo y que intento no olvidar para compartirlas con todos.
En la visita a Almagro, donde como es obligatorio visitamos el Corral de Comedias, pudimos ver también el Museo Nacional del Teatro y el Teatro Municipal.  Éste pueblo organiza durante todo el año una gran cantidad de eventos dedicados al teatro: teatro clásico, teatro contemporáneo, etc....  También organiza conciertos de música y recitales de poesía, pero en éste caso os quería hacer una reflexión sobre el teatro y la literatura.  
Creo que todos hemos leído teatro, sobre todo en mi generación por que era parte de la lectura obligatoria durante los años escolares.  Pero éste tipo de literatura no es la más seguida, quizás por que está pensada para ser representada y no es igual ver una obra de teatro que leerla.
Hace algunos años mi hermano Candín y yo ibamos a menudo al teatro:  al Lope de Vega, a La Imperdible y al ya cerrado Teatro Imperial.  No buscábamos ningún tipo de obra en especial, nos gustaba el teatro e ibamos indistintamente tanto a ver obras clásicas como contemporáneas, algunas veces incluso fuímos a ver representaciones  de teatro experimental,  aunque evitábamos estas últimas por miedo a que nos hicieran participar, lo que pasaba amenudo (no a nosotros por suerte).
Una de esas obras que recuerdo mejor, por lo divertida y refrescante que me pareció fué "La señorita de Trevélez" de Carlos ArnichesLa obra nos pilló por sorpresa, las carcajadas fueron un continuo y los actores estuvieron magníficos, sobre todos los que interpretaban a Don Gonzalo y a Galán (por desgracia no recuerdo sus nombres)Posteriormente he leído esta obra, pero ya no tenía el mismo encanto y ésto por desgracia me ha pasado muchas veces con la mayoría de las obras de teatro que he leído. Da igual que sean comedias o dramas, clásicos o contemporaneos, a la obra de teatro le hace falta el escenario para alcanzar su punto más alto y reconozco que sólo leyéndolas no consigo sacarles todo el jugo.
Incluso en el club de lectura propusimos hace algunos meses una obra de E. Jardiel Poncela, que no estaba mal, pero en papel me resulto poco estimulante. Sin embargo y después de seguir las indicaciones de mi compañera Reyes busqué en internet el video de la obra que  se representó en Estudio 1 en Televisión Española, y sinceramente la obra no tenía desperdicio.
Aún en contra de mis "creencias" por que soy una firme defensora del libro frente al cine y la televisión, tengo que decir que en este caso el teatro escenificado es mucho mejor que el escrito.

2 comentarios:

  1. Ayer por la noche fuimos al teatro a ver algunas obras breves de los hermanos Alvarez Quintero y pasamos un buen rato. Aunque las obras de estos hermanos resultan divertidas cuando se leen, verlo en persona de la mano de un grupo de aficionados que recaudaban fondos para algunos proyectos solidarios, es sin duda mucho mejor.
    El humor sencillo y directo de sus obras resultó más que refrescante en una noche de primavera que más parecía de verano. Las risas y los aplausos se pisaron unas a otras una y otra vez y todos los asistentes nos fuimos satisfechos y con ganas de mucho más.
    Esperemos que repitan.
    Por si os interesa lo que tuvimos la suerte de disfrutar fué: "El cuartito de hora", "Noviazgo, boda y divorcio", "Una tarde de sol" y "La sillita".

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  2. Las obras de teatro son para ser representadas, cuando se leen pierden la cualidad de lo corpóreo, de la emoción del actor, que es su rasgo más importante. Puede ser que leyéndolas se aprecien mejor las ideas, las grandes frases que hacen pensar, me acuerdo de Hamlet, Macbeth, Otelo, etc., están llenas de citas geniales, pero lo suyo es verlas, oirlas, emocionarte. Incluso las representaciones de grupos de aficionados.
    Estudio 1 cumplió una función muy importante dando a conocer grandes obras de teatro a muchas personas que, en aquellos tiempos, no tenían oportunidad de acudir al teatro. Eramos un país pobre y atrasado en muchos aspectos, con una televisión única en blanco y negro pero con una vocación de entretener y educar. Ahora, con tropecientos canales y unos medios alucinantes, la función de Estudio 1 no tiene sentido, si acaso la suplen esas series inglesas Los Borgia, Los Tudor, Roma..., una especie de teatro filmado. El teatro en directo sigue vivo, con los problemas de financiación de siempre pero con autores y compañías con la ilusión de la representación en vivo, de la ceremonia renovada, de la comunicación directa con el espectador, la grandeza del teatro.

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