sábado, 13 de octubre de 2012

LA ENCUADERNACIÓN QUE NOS TRASLADA A ... OTRO TIEMPO

Quien me conoce ya sabe que entre otras cosas me dedico a la encuadernación, no sólo como parte de mi trabajo, sino también porque me parece una actividad bonita, satisfactoria y porque no, relajante.  Por supuesto sigo aprendiendo y cuantos más libros pasan por mis manos más descubro la cantidad de  posibilidades que pueden dar las encuadernaciones a los libros.  
Gracias a distintas razones casi todas las semanas llegan a mis manos libros que necesitan reencuadernarse y aunque no todos los afronto sobre la marcha, algunos me producen una gran emoción cuando pienso en cambiarles el aspecto completamente o al contrario intento devolverles lo que debió ser su aspecto original, que me parece que es el perfecto.
Hace más de un mes llegaron a mis manos un par de libros de Edgar Wallace encuadernados en piel marrón con un bonito trabajo de dorado y gofrado y en un formato y tamaño ideal para poder llevarlo a todos lados.  Uno de los volúmenes aunque tenía un cierto desgaste por el uso porque era una edición de 1949 no necesitaba para nada que lo tocaran, más bien sería un crimen. El otro en cambio tenía parte del lomo roto y merecía que se le devolviera a su aspecto original para poder acompañar a su hermano gemelo.
Fué un segundo, y sólo con tener esos libros en las manos me pareció que me trasladaba a otra época, y volé un periodo que me gusta especialmente el de los siglos XVIII al XIX inglés y me imaginé en una de esas campiñas inglesas de las famosas novelas de Austen o Gaskell leyendo esa obra que está tan llena de significados que supera las fronteras del espacio y del tiempo.
Me vi convertida en una de esas heroínas bastante rebeldes, para la época, que no admiten sus situación, normalmente debidas a su sexo y situación social y que encuentran en la lectura como ocurre muchas veces una vía de escape.  Esas mujeres que encontraron en los libros toda esa información que les abrió la mente ante las injusticias. 
Aunque de ninguna manera me habría gustado vivir en una sociedad tan llena de limitaciones para las mujeres, si me hubiera gustado viajar en el tiempo para observar la vida de entonces desde un lugar privilegiado y no peligroso.
Y curiosamente con todas su limitaciones, es verdad que leer sobre esa época me produce una cierta tranquilidad  y satisfacción (quien sabe porqué) que después se refleja en mis siguientes movimientos.
Y todo esto duró pocos segundos y tan solo gracias a sostener en las manos un libro bonito.

8 comentarios:

  1. Mariuca, lo que yo daría por una máquina del tiempo, y lo que tú dices, como observador, sin peligro alguno. Yo creo que quien lo invente y se haga con la patente, se hará rico de por vida.

    Admiro a quien tiene sensibilidad, como tú, con el ropaje de los libros, y es capaz de darles aquello que les sienta mejor y están pidiendo. Siempre quise hacer algún pinito en el tema de la encuadernación, pero definitivamente soy un manazas.

    Muy bonito post.

    Un saludo.

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    1. Es un sueño estupendo pensar que podríamos visitar el pasado, que atrae irremediablemente y mucho más que el futuro.

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  2. Qué bonito post! la verdad que es un trabajo precioso, qué envidia!

    Me encanta leerte, que lo sepas ;-)

    Un besazo

    Inés

    (Estoy de sorteo en mi blog, por si te apetece...)

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    1. Estoy apuntada en mi mente hasta que investigue un poco más en tu blog y pueda contestar a tus preguntas.
      un saludo.

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  3. Yo también soy amante de la encuadernación!!!!
    ¿Has visto Perdida en Austen? Es una chica que hace justamente eso, viaja en el tiempo para ver cómo vivían los personajes de Orgullo y Prejuicio.
    Es una fantasía perfecta para nosotras :)

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  4. Creo que se de cual hablas. Una en la que una inglesa pasa a través de su baño a la casa de los Bennet, pero después de ver el primer capítulo y aunque no encantaba la idea, la protagonista de la edad moderna no me gustó y lo dejé.
    Si es otra distinta, házmelo saber y buscaré la serie.
    un saludo.

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  5. Mariuca yo no sabía que te dedicabas a la encuadernación y después de leer esta entrada poco menos que dan ganas de hacerse al mundillo. Y es que la sensación de un libro en papel en mano es un placer para muchos, me ha encantado. Un besito

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  6. Yo tampoco sabía que te dedicabas a eso. Qué precioso trabajo. Es verdad, hay libros que solo con el tacto de la encuadernación ya te trasladan a otros tiempos, a otros mundos...
    Besines,

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