LAS BIBLIOTECAS Y EL DESARROLLO DE LOS LECTORES

Siempre que salgo de Sevilla me gusta visitar la Biblioteca Pública de la ciudad a la que voy.  

No puedo evitar comparar: tamaño, distribución, fondos, facilidades, condiciones de los libros, extras...  

Una biblioteca es un buen termómetro de las condiciones de acceso a la cultura y cultura general de sus gentes.

Una biblioteca debería ser un lugar donde encontrar información sobre todo aquello que desconoces, donde aclarar tus dudas, donde aprender y donde al mismo tiempo se disfrute.

Las bibliotecas actuales han mejorado mucho con respecto a las de hace unos años, creo que en eso estaríamos todos de acuerdo.

Empezando por la zona infantil. Han conseguido preparar el espacio para que los niños se sientan bien.  Los colores, el tamaño de los muebles, la altura de las baldas.  Organizan cuenta cuentos y teatros. Los animan a interactuar con los libros.  No son un artículo de lujo, sino un juguete más.  Y eso solo es el principio.

¡Por fin!, una zona para jóvenes. Esa especie de tierra de nadie en la que no se atrevían a entrar, pero una tierra muy necesaria de cuidado.  Unos años muy importantes de acceso a la cultura que por fin se ha desvinculado de la infancia y de la época adulta.  Por que no son lo mismo.

Y finalmente una zona de adultos bien dividida por géneros.  Libros de consulta, de estudio, manuales, diccionarios, DVDs...

En esa búsqueda de la biblioteca ideal siempre me sorprendo con las mejoras y me desilusiono con las limitaciones.

He escuchado la escusa siempre pobre de que tenemos lo que queremos, pero eso no es cierto.

Cada vez que voy a la biblioteca hay gente, ¡siempre!  Si no hay más o no van más veces, llego a la misma conclusión: yo misma a veces dejo de ir durante una larga temporada porque no traen nada nuevo o tenemos pocos ejemplares de una lectura que me interesa especialmente y siempre la tiene alguien (esto por la dichosa crisis, ya lo se).  

Pero si a mucha gente le pasa como a mí, no quiere decir que tengamos lo que queremos sino solo lo que nos ofrecen, sino que se lo digan a los ciclistas de Sevilla.

Durante años ver a un ciclista en Sevilla a pesar de ser una ciudad muy plana y cómoda para ese medio de transporte era raro.  Hasta que al ayuntamiento se le ocurrió abrir carriles bicis y ahora es un medio de transporte diario usado por muchísima gente.

A las bibliotecas para crecer les hace falta lo mismo:  inversión, cuidado, actividades... y el nivel de cultura de su población crecerá con ellas.
Y aquí viene la terrible comparación que no me gusta hacer pero que por desgracia se puede.  A las bibliotecas españolas les falta muchísimo para poder dar a sus usuarios el nivel de servicios que debería.  Se que llevamos años de atraso con respecto a otros países europeos por distintas razones políticas y económicas, pero es una verdadera pena que las inversiones no se dirijan un poco más a este punto tan importante que serviría sin duda para empujarnos en muchos otros campos, y de esta forma ayudarnos a alcanzar el nivel de muchos de nuestros vecinos.