sábado, 27 de febrero de 2010

HISTORIAS INACABADAS

A  veces leemos un libro con ganas, nos ha gustado la historia, la forma de narrar, las descripciones, los personajes, los escenarios y cuando llegamos al final...... Plaf,... se acaban de cargar la historia.  Es posible que la novela termine, que tenga un "final", incluso que el bueno gane, que encuentren al asesino, que lleguen a su destino, etc....,  pero a veces dejan tantas cosas sin resolver que nos parece que nos han dejado sin el verdadero final de la historia.  Cuando el autor/a no saca una segunda parte en que se aclaren las incógnitas, el libro empieza a "caernos mal".  Nos hablan quizás de un personaje que nos ha parecido interesante y que ha vivido una situación determinada, pero ya nunca más sabremos que pasó o como se solucionó la misma.  Nos dejan con la incógnita de un secreto que prometen desvelar más adelante y del que ya no se vuelve a saber y resulta frustrante porque es como si la novela o nosotros mismos hubieramos tenido momentos de amnesia, que no nos dejan recordar momentos importantes de nuestra vida o de la de los personajes.  Por esto me parece magnífico cuando los autores se toman su tiempo para desenredar todos los particulares de la historia antes de llegar a su irremediable final.

1 comentario:

  1. Podemos decir que una obra narrativa es una especie de rompecabezas en el que cada pieza encaja perfectamente con las demás. Si faltara una sóla pieza, por muy pequeña que ésta fuese, el rompecabezas no estaría completo y no se podría armar la historia.
    Estas pequeñas piezas las podríamos comparar a los personajes secundarios, esos que no están directamente involucrados en la historia que se cuenta, los que tienen una participación menor en los hechos aunque no por ello menos relevante, puesto que siempre hay una razón para que estén ahí.
    Y sucede que hay veces que una novela nos sorprende con algún personaje de este tipo, que descrito apenas con un par de brochazos narrativos, se nos plantea tan bien diseñado, con tan arrolladora personalidad, con un transfondo tan desbordante e interesante que transciende más allá de su simple papel de segundón. Su historia particular te atrapa de forma que desearías que ésta adquiriese tanto protagonismo como la principal, que corriese paralela a ella. Y, sí, resulta muy frustrante cuando llegas al final del libro y compruebas que inevitablemente la historia termina para todos y que aquel personaje que tanto te ha gustado no ha tenido la decencia de despedirse de ti.

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