Hace ya algunos años empezó un movimiento que si no recuerdo más tenía la siguiente proclama ¡LIBERA TUS LIBROS!. La idea me pareció muy interesante y consistía en dejar que los libros circularan libremente. A través de una página web, dabas de alta el libro que querías liberar, para el que te daban un número que tenías que incluir en una de las primeras páginas del mismo y poner algún comentario de tu cosecha, además de la información sobre la liberación de los libros, para que el posible lector posterior puediera acceder a dicha página e interesarse en el tema. Además debías indicar en la página web donde pensabas liberar el libro, es decir donde lo ibas a dejar para que cualquier persona pudiera cogerlo y leerlo. Recuerdo que me dí de alta en la página e inscribí un primer libro, uno de una escritora de habla inglesa que escribe libros policiacos ambientados en la época Victoriana, Anne Perry. Lo dejé con mucha ilusión cerca de el INSS de la Calle Sánchez Perrier, pensando que con la cantidad de personas que iban a trabajar o a hacer gestiones alguien lo vería y lo leería, y después indicaría en la página web donde lo había encontrado, lo que le había parecido y lo volvería a poner en circulación. En su día fué una desilusión enorme porque repasé durante varias semanas la página buscando al lector de mi libro sin que nadie entrara a indicar que lo había encontrado. Con esto no quiero decir que sea una equivocación la liberación de los libros, me sigue pareciendo magnífica, es solo que quizás no estamos suficientemente preparados para este tipo de iniciativas, pero quizás en un futuro veremos la importancia de este tipo de acciones.
Me parece una iniciativa fantástica. Yo todavía sigo con una iniciativa de movilidad más tradicional. Tomo muchos libros a préstamo en la biblioteca y los míos propios, cuando los he leído o se me acumulan en casa o me falta espacio, los derivo a la biblioteca municipal. También opto por llevar libros a los colegios cuando la temática es de aventuras o lo considero adecuado para esas edades.
ResponderEliminarRecuerdo que en el autobús una persona dejó un libro que acababa de leer en el asiento de al lado antes de apearse, pero un buen samaritano lo recogió y lo entregó al conductor como un objeto perdido. Esto es lo que pasa cuando no hay un lugar específico señalado claramente para este fin . Si hubiese en el autobús un espacio para colocar libros y un cartel "llévame y devuélveme cuando quieras" la cosa funcionaría. O simplemente que pusiésemos una etiqueta en el libro "Libro sin dueño.Léeme y deja que otros me lean". La idea de registrarlos en internet y seguirles la pista es ideal, pero las probabilidades de que el nuevo lector lo comente son escasas (a pesar de haber más internautas que nunca). Desde aquí propongo que si alguien deja un libro en un lugar para que circule le ponga la dirección de nuestra página web y comente el libro en el blog, a la espera de los comentarios de futuros lectores y su opinión sobre esta liberación de libros. Sería interesante.