sábado, 4 de mayo de 2013

NO SOMOS MÁS INCULTOS QUE ANTES

En el mundo en el que vivimos actualmente, no nos falta información ni recursos de todo tipo para acceder a ella.
Televisión, radio, periódicos, bibliotecas, libros, exposiciones, teatros, cines....
Estamos rodeados de información por todos lados.  No solo accedemos a más información, sino que hay muchas más personas dedicadas a proporcionarnos datos y más datos.
Muchas veces leyendo algún libro; sobre todo biografías o ensayos me doy cuenta de la erudición de ciertos autores de siglos pasados.
Principalmente hablo de las obras de escritores de los siglos XVIII a principios de XX.  En estos libros encuentro a menudo referencias muy acertadas de los escritos de otros autores. Reflexiones completas sobre tal y cual obra.  Pensamientos y comentarios que indican un conocimiento profundo tanto de los autores como de sus obras.
Cabe preguntarse: ¿Cuanto tiempo dedicaban a estudiar un solo libro? Debía ser mucho, porque podían citar párrafos completos de una novela y por sus comentarios se puede comprender que habían profundizado en su significado de forma minuciosa.
Ahora mismo, y en mi caso particular, ni siquiera con los libros que normalmente comentamos en el Club de Lectura al que pertenezco llegamos a analizar con tanta intensidad un solo libro.
Somos muchos opinando, cada uno ve una parte de la obra, unas veces se coincide y otras no.  Descubrimos datos gracias a otros compañeros del club, nos enteramos muchas veces de la historia que rodea al libro que hemos leído, pero nunca hasta el punto que se percibe en esos autores de "antaño".
Después de mucho pensar, en realidad me doy cuenta de que todo es relativo, no es que seamos en general más incultos, menos observadores, ni estemos menos preparados para acceder al significado más allá de las palabras de un autor.
Pero no podemos comparar el acceso a la cultura en siglos anteriores de la que existe en la actualidad (aunque nos quejemos, yo la primera de falta de medios).
¿Cuantos libros se publicarían por ejemplo en el siglo XIX? ¿Cuantas personas se podían permitir comprar todos los libros que querían?
Ahora podemos acceder a la cultura en muchos casos de forma gratuita, pero hace años solo unos pocos se podían permitir ese acceso y desde luego no existía la variedad que tenemos ahora.
Conclusión: si por ejemplo (y esto es solo un ejemplo que no he comprobado), un lector medio podía leer cinco libros nuevos al año y el resto del año no había novedades o no tenía posibilidad de adquirir nuevos volúmenes, la única solución que le quedaba sería repetir lecturas.
Si habéis releído alguna vez algún libro, estaréis de acuerdo conmigo en que con cada lectura se pueden descubrir nuevos datos o entender pasajes que antes habían pasado desapercibidos.  Una persona que releyera el mismo libro varias veces no podía por menos que haber sacado mucha más esencia de sus páginas de la que se puede conseguir con una sola lectura.
Consolémonos, no somo más incultos es que vivimos en una época en que el lector puede ser devorador consciente y no está obligado a ser rumiante.

23 comentarios:

  1. Pues si, te doy la razón, con cada lectura sobre un determinado libro vas sacando más y más cosas.

    ResponderEliminar
  2. Es verdad, yo cuando releo un libro (lo cual hago raramente) es como si leyera un libro nuevo, porque me habia olvidado de pasajes, o habia cosas que en un primer momento no habia entendido y que al releer si comprendo. De ahi el interés de poder comparar impresiones con otras personas, podemos completar la interpretacion que se hace de una lectura.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Tenemos mucha información, pero la información no es conocimiento. Lo que falta es formación, porque ahora impera lo fast, fast food, fast book, fast life. Y no nos detenemos a pensar, solo a deglutir. Estamos en el caos de la abundancia. Yo, personalmente prefiero leer 10 libros al año con cierta atención, que no 100 pero superficialmente. Además, tampoco, no creamos, hay tanto que merezca la pena ser leído.

    Buena entrada.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. MUy buena reflexión y la conclusión. Ahora nos bombardean a novedades y hay tanto donde elegir que no sabemos ya ni lo que escoger. Y los de antes se conformaban con pocas lecturas al año por lo que podían como dices profundizar más.
    Las dos épocas tienen sus ventajas y desventajas...
    Un beso!

    ResponderEliminar
  5. El apunte histórico que has hecho es relativo: el hecho de que no se publicaran el volumen de novedades de la actualidad no significa necesariamente que los antiguos releyeran una y otra vez los mismos textos. Bibliotecas existen desde la antigüedad, y si bien estaban auspiciadas por las clases más poderosas, también es cierto que, para fomentar su prestigio ejercían como mecenas de filósofos, escritores e historiadores, dejándoles utilizar sus fondos que eran bastante nutridos pues, a pesar de la incultura latente de muchos de los que las poseían, la adquisición de libros era un signo de distinción. No niego que es probable que muchas veces releyeran textos, pero no de una manera tan masiva como piensas: creo que las razones de la profundidad intelectual que alcanzaron esas personas tiene más que ver con hechos como la falta de muchas de las distracciones que tenemos actualmente, siendo el libro el objeto central de la vida intelectual de otras épocas y la buena consideración que tenía el oficio de "filósofo", "intelectual", etc. en otros tiempos, en los que, al contrario que en la actualidad, tenían un peso importante en la formación y el pensamiento.
    Uff, perdona mi perorata, pero creo que todo es relativo! Si hablamos de lectores "rasos" de otros siglos sí que coincidimos en que, dependiendo de su status social probablemente releyeran muchísimo, pero a la hora de hablar de filósofos, escritores y sabios en general, sé a ciencia cierta que tenían muchísimos recursos para profundizar en un texto más allá de la poca variedad de novedades editoriales. 1beso!

    ResponderEliminar
  6. Sin duda la lectura es una fuente inagotable de información y conocimientos.
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Creo que hoy estamos mucho mejor que hace 50 años en el acceso a la lectura y a la cultura. ¿Cuantos autores relevantes hay en el siglo XVIII o en el XIX? En el XX hay muchos más y en todas las materias, no sólo en novela de consumo y en el XXI habrá muchos más porque afortunadamente no es sólo que los que nos gusta la lectura tenemos un acceso mucho más fácil a las obras es que también los que tienen algo que escribir tienen un acceso más fácil a la difusión de su obra. Es cierto que en esa sobreabundancia hay como en todo mucho material pésimo pero también hay muchos más autores muy buenos y con muchas cosas que contar, que en las circunstancias del siglo XIX no se hubieran acercado ni a un folio. Me quedo con lo que tenemos, esa sobreabundancia, y que cada uno seleccione que cultura quiere para sí mismo y el que quiera deborar libros por pasar el rato me parece estupendo. Peor sería no tenerlo y que sólo fueran cuatro los que pudieran disfrutarlo.
    Me he puesto pesado, lo reconozco.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. El problema es este, que hoy tenemos DEMASIADA información. La verdadera sabiduría se demuestra sabiendo QUÉ información es relevante y vinculante para uno.

    Besos,

    ResponderEliminar
  9. Coincido con Trotalibros en ese aspecto. Nosotros tenemos acceso a infinidad de libros, unos con una gran calidad literaria y otros no tanto, y podemos acercarnos a muchísimos más novelas que la sociedad de antes. Hay gente que queda prendada por un libro y lo relee varias veces; otra quizás no lo relea con tanta asiduidad pero le ha hecho reflexionar y/o le ha aportado algo.
    Ahora bien, yo creo que el problema reside, en el caso que comentas, en el consumo por el consumo.
    Con el bombardeo constante de un sin fin de novedades, se puede caer en el puro consumo, terminar una novela y no pararse a reflexionar sobre ella, ni comentarla, ni siquiera a fijarte o parar en algún fragmento que nos ha parecido que ha querido calar dentro de nosotros.
    Ahora veo mucha carrera, el pasar de un libro a otro haciendo simplemente una observación superficial.
    Parece que tengamos prisa por acabar la que tenemos entre manos para comenzar con otra.

    Mi opinión coincide con la tuya y añado eso, que si bien ahora tenemos más acceso y podemos leer infinidad de novelas, no hay que perder eso: El sumergirte en las profundidades de las palabras para exprimirle todo lo posible, sin prisa, degustando cada pasaje que nos parezca interesante.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  10. Es cierto, ahora todo va mucho más deprisa. Sin embargo, para que nos apetezca releer un libro tiene que aportarnos mucho. Cuando decidimos volver a leer, saborear, es porque la primera vez nos ha conmovido. No siempre topamos con lecturas que merezcan ser "rumiadas", ¿verdad?

    ResponderEliminar
  11. Hola Mariuca,

    Yo diría que el acceso a la información es lo que es más fácil hoy. Hay también mucha que no nos interesa o no nos sirve, leí un artículo sobre esto hace poco, no se encuentra la misma información para Las sombras de Grey o Harry Potter que para otros libros ya antiguos o con no tanto tirón mediático, es más, de estos libros recibimos información aún sin pretenderlo. Yo también me quedo impresionado por el grado de erudición al que llegaban ciertos autores. Un beso Mariuca.

    ResponderEliminar
  12. Para mí, en el siglo XXI hay demasiada información: se publican demasiados libros, se estrenan demasiadas películas, etc. y la gran mayoría son de consumo y digestión rápido. Dudo que aguantarán el provecho que se le sacaba a un libro antes. Además, ahora se lee mucha novela, en comparación con los grandes ensayos y textos filosóficos, históricos, etc. que eran los que permitían estudiar y aprender de una forma más completa. Hasta el siglo XIX, más o menos, leer una novela estaba infravalorado y como ya te imaginas, incluso se prohibía a las mujeres leer novelas, por si acaso se les ocurría imitar los comportamientos de sus protagonistas. En fin... también hay que tener en cuenta que ahora mismo, por tenerlo todo tan a mano, no valoramos la información como se merece. Muchas veces leer es tan sencillo que al hacerlo nos hemos olvidado de por qué lo buscamos y lo olvidamos justo después de haberlo leído.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  13. Es una buena reflexión evidentemente no se puede comparar. También creo que es más fácil acceder y la oferta es más amplía y diría que como en todo, los patrones de consumo afectan, aunque cuesta reconocerse, un poco me suena a devorar más y reposar menos, yo misma diría que antes dejaba más espacio entre mis lecturas, por lo mismo, por pensar y ahora no lo hago. Aún así, como bien señalas están las relecturas que a mi por lo menos me ayudan en ese sentido. De todas formas, para llegar a fondo hay que ponerlo casi que de meta, yo me he puesto una.
    Besos

    ResponderEliminar
  14. Muy interesante la reflexión que planteas y coincido en lo que señalas, hoy en día tenemos muchas más facilidades para acceder a la información y eso provoca que muchas veces pasemos cosas por alto u olvidemos facilmente. Respecto a lo que comentas de la relectura en mi caso es muy raro que vuelva a releer algo, aunque estoy de acuerdo en que con cada nueva lectura descubres matices que se habían pasado por alto. Es una pena no disponer de más tiempo o incluso tener más velocidad de lectura que me permitiese volver a esos libros que sé que me van a aportar más de lo que he extraído en la primera lectura
    besos

    ResponderEliminar
  15. Es verdad que a releer puedes descubrir nuvos detalles que se te habían escapado, pero claro, lo hago poco por falta de tiempo, por lo que acabo leyendo cosas nuevas. Lei un libro de correspondencia entre Flaubert Y George Sand y era increíble los conocimientos que tenían...

    Un besote!!

    ResponderEliminar
  16. Estoy de acuerdo con varios de los comentarios anteriores. Hoy en día leer se ha convertido para muchas personas en un mero producto de consumo más. Tenemos una oferta impresionante al alcance de la mano pero un gran porcentaje de ella tiene una calidad ínfima por no decir nula. ¿Vale de algo leer una y otra vez novelas que solo aportan un momento de entretenimiento para olvidarlas y pasar a la siguiente?
    Creo que eso es lo que se ha perdido entre muchos lectores, la reflexión posterior, el poso que deja una buena lectura y que nos ayuda a replantearnos cuestiones vitales de nuestra existencia. Yo abogo por leer de todo, intercalar puro entretenimiento con libros que nutran nuestro conocimiento y nuestra humanidad. Creo que si queremos un mercado editorial de calidad debemos plantearnos ser más exigentes con lo que queremos leer. Así no nos importará releer (cosa que a mi me encanta) o tener menos libros en nuestra estantería. Vale más tener un tesoro que diez zafias imitaciones.
    Un beso!!

    ResponderEliminar
  17. Me ha gustado mucho tu entrada! A veces pienso que estamos sobre informados. Tenemos tantas cosas a nuestro alcance que todo pasa ante nuestros ojos demasiado rápido,sin casi tiempo para asimilarlo y pensar sobre ello como se merece. Yo lo compruebo cada vez que releo libros porque que me han gustado mucho y veo como en la segunda o tercera lectura, si me lo tomo con más calma, descubro detalles que se me habían pasado totalmente desapercibidos.

    Si es que vamos a un ritmo de crucero!!!

    ResponderEliminar
  18. Fantástica reflexión. Supongo que es así, que dedicaban mucho más tiempo a cada libro y a cada materia y que machacaban mucho los mismos conocimientos, que luego debían repetir una y otra vez todos en todos los saraos culturales. No es que fueran más eruditos, es que el conocimiento estaba más concentrado.

    Un beso

    ResponderEliminar
  19. Es una opinión muy interesante, y con mucha razón. De todas formas, da un poquito de pena saber que nunca se ha tenido tantas oportunidades de acceder a la cultura y que poco se aprovecha esto. Besos.

    ResponderEliminar
  20. El análisis de un libro desde un punto de vista literario obliga a la relectura, muy distinto a la lectura por mero entretenimiento y placer, que implica una lectura más superficial y "light".
    Besines,

    ResponderEliminar
  21. Debo decir que el exceso de información para mí llega a ser agobiante, y eso que puedo "bucear" entre ella y llegar a lo que quiero. Veo a mis hijos perdidos cuando con un click sacan más de lo que han intentado buscar, y que la edad no les ayuda a ser críticos para ver que si creer, que no, que pasar por alto, y que detenerse a leer. Es una avalancha en la que bien pueden quedar sepultados.
    Coincido con que información no es conocimiento, ni mucho menos sabiduría.
    En un tiempo en que investigar da menos trabajo, tamizar lo pierde porque no puede uno leerlo todo y hay que decidir a qué si le damos nuestro tiempo y atención.
    Un beso,
    Ale.

    ResponderEliminar
  22. Buena reflexión, que nunca se me había ocurrido pensar.

    Y aunque te he entendido, y estoy de acuerdo, sí tengo que decir que ahora, sobre todo las nuevas generaciones, no es que no sean cultos, es que son muy incultos. En general no tienen interés por aprender, son pocos los que leen, no tienen curiosidad y un largo etcétera que me entristece muchísimo.

    Saludines

    ResponderEliminar
  23. He acabado un tanto confusa después de leerte. Creo que depende mucho del momento, de las circunstancias de cada persona, y de lo que se permita devorar o no. Hoy en día, a mi entender, hay un uso inapropiado de la palabra y de la información. Y creo que todos, podemos caer en esas redes.
    En otros tiempos (que no creo que sean mejores) había otro tipo de incultos. Había menos opciones a la educación, menos bibliotecas...pero no por leer menos libros eres más o menos inculto...ni por tener la opción o no de leerlos.
    No sé...creo que el crecimiento personal de una persona, no viene por la cantidad, sino por la calidad. Da lo mismo que se lean cinco libros al año...o más...depende del ser rumiante y del uso que le de a lectura.
    Saludos!!

    ResponderEliminar

Tu comentario será visible tras la aprobación.