sábado, 9 de junio de 2012

NO HAY DUDA DE QUE TENEMOS IMAGINACIÓN

Hay algunos sub géneros de la novela que siempre tendrán sus lectores, esos lectores como es lógico van cambiando con los años, pero siempre encuentran un público fiel.  Sus autores son conocidos incluso por aquellos que no acostumbran a leerlos y sus novelas aunque no se suelen reeditar son un continuo.
Hoy me refiero a la novela romántica, pero dentro de lo que sus lectoras (estoy casi segura que todas son mujeres) tienen que añadir a la historia que leen para que les resulte "real".
Aunque en un tiempo fuí lectora de novela romántica, llevo una larga temporada en que no la leo y cuando caé una en mis manos, apenas veo por donde va la abandono.  
Hoy, sólo me quiero meter con sus lectoras pero desde el cariño de haber sido una más durante mucho tiempo  y quien sabe puede que en un futuro me vuelvan a gustar.
Me voy al tipo que más me gustaba de novela romántica, aquella que se desarrollaba en tiempos pretéritos, que para mi eran de la época victoriana hacia atrás, cuanto más salvajes, más revolucionarios y más inseguros mejor me parecían, porque tanto ellas como ellos debían vivir una situación límite que ayudara a crear un ambiente y una historia lo suficientemente emocionante.
Por ejemplo la Escocia de los tiempos de los Highlander, de esos que luchaban contra los ingleses, que vivían en medio de la naturaleza, que pasaban todo tipo de penalidades y que según las novelas románticas eran unos dioses griegos de cuerpos esculturales, ojos penetrantes, sonrisa desmayante y color de pelo (¡pero a quien le importa!), y que además llevan uno de esos Kilt que despiertan tantas preguntas.
Y aquí entra la imaginación, de la que está claro que las mujeres no carecemos.  Situación: escultural Highlander que te rodea con sus poderosos brazos acerca sus labios a los tuyos y que te hace suspirar sólo con percibir su olor....  Pero alma de cántaro, en la época de los Highlander, ¿Cuando se lavaban? ¿Una vez al año? ¿Dos? y eso si había suerte.  Seguramente el olor que desprendía era de todo menos atrayente y se podría hasta cortar con un cuchillo, o con su espada que para el caso es lo mismo.  ¿Qué sonrisa? si seguramente a tiernas edades y sin ninguna costumbre higiénica conocida tenían la mitad de los dientes picados, si, con suerte aún los tenían todos.  En una sociedad totalmente machista en la que, que a una mujer le pegaran un par de sopapos sería seguramente lo más "light" que le podía pasar, y el romanticismo no existía porque la mayoría de las veces las mujeres no eran más que moneda de cambio para crear alianzas familiares, impedir guerras y proporcionar herederos, uno tras otro mientras el cuerpo se les desgastaba irremediablemente.
¿Qué situación más deprimente verdad?  Pero esto no tiene ninguna importancia, porque la novela romántica no existe porque sus autoras sean de verdad buenas, existe y sobrevive más que decentemente porque sus lectoras son personas que incluso después de años de realidad impactante a su alrededor siguen soñando con esa emoción que consiguen gracias a esas páginas y sobre todo a su desbordante imaginación.
Esa imaginación que nos ayuda a ver las cosas de mejor color de lo que suelen ser en nuestra realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario será visible tras la aprobación.