Hace ya varios años que nos metimos de lleno en el conflicto: libro en papel versus libro electrónico. Sobre los dos hay todo tipo de opiniones y sobre todo una cantidad ingente de estadísticas que unas veces nos dicen que el libro electrónico está pisando al libro en formato tradicional y otras veces todo lo contrario.
Pero, dentro de este "enfrentamiento" que en principio a una persona que disfruta leyendo le puede parecer simplemente anecdótica, pues en el fondo lo verdaderamente importante es poder acceder a una lectura amplia y variada, sin importar que tipo de formato se prefiere; tenemos un problema mucho más grande que es la falta cada vez más evidente de recursos para comprar o tomar prestado libros en una sociedad que empezó una crisis, cálculo yo hace unos ocho años y que poco a poco ha ido viendo como sus recursos no naturales pero si "naturalmente disfrutables" hasta ese momento por la mayoría de la sociedad se iban reduciendo de forma drástica.
Al inicio de la crisis opté por no cuidar tanto la compra de la edición de los libros, y terminé comprando ediciones más baratas, y si no las encontraba pasaba a esperar un tiempo a que el título que me interesara llegara a las librerías de segunda mano. En un segundo paso se pide prestado (pocas veces porque no me gusta) y cuando estás más desesperado vas a las bibliotecas, que es al mismo tiempo lo más barato y lo que más se sufre, porque cuando un libro te ha gustado de verdad lo quieres "poseer" y por desgracia una vez leído lo tienes que devolver a esa estantería donde otras personas lo encontrará en el futuro.
Ahora hemos llegado a un punto mucho más difícil y que afecta a una gran cantidad de personas y que demuestra como aquellos que nos gobiernan (¡Como cometimos el error de votar a ninguno de ellos en un momento de debilidad!) consideran la cultura algo totalmente prescindible para el ¿Pueblo llano?.
Hablar de la cantidad de certámenes, premios y encuentros literarios que han ido desapareciendo los últimos años sería largo y tedioso, pero ahora además le ha tocado a las bibliotecas. No sólo no se abren nuevas, sino que se cierran algunas y en verano solo pueden disfrutar de ellas las personas que no trabajan o están de vacaciones. Para aquellos a los que les toca trabajar durante los meses de verano no hay lectura en las bibliotecas porque los horarios no permiten a nadie que trabaje en horario de mañana pisar la biblioteca. Así que durante más de dos meses los pocos que van quedando con trabajo, ya no pueden leer si no optan por comprar.
¿Volverá a ser la cultura, los libros un bien sólo aprovechable por los desocupados o aquellos a los que su economía no les pese? ¿A que época estamos volviendo cuando el disfruta de la lectura se está alejando de la mayoría y se está convirtiendo en el privilegio de unos pocos?
Es cierto que la cultura parece pasar a ser un artículo casi de lujo, me apena mucho pero cada vez parece más eso. Me gustaría decir que no, que tendrá solución pero la verdad es que cuesta con tanta medida, recorte y un futuro incierto. Una entrada para reflexionar.
ResponderEliminarBesillos
Siempre se ha dicho que la información es poder y está claro que quien lo detenta parece querer controlar todo aquello que nos puede abrir la mente.
EliminarUna interesante reflexión, creo que en mente de muchos lectores habituales. Yo suelo tirar mucho de biblioteca, sobretodo por problemas de espacio en casa y por el precio de algunas ediciones, pero el problema es que las bibliotecas públicas también están sufriendo recortes y lo he notado muchísimo en cuanto a novedades y ediciones. Y además, si miramos países vecinos, como por ejemplo Francia, vemos que se cuidan mucho de mantener unos precios más bajos que los nuestros (y eso que sus salarios son mejores). Creo que este país siempre ha tenido unos precios escandalosos respecto a libros.
ResponderEliminarNo solo en Francia sino en otros países europeos al menos los libros son mucho más asequibles, incluso los horarios de bibliotecas y otros centros públicos que faciliten el acceso piensan en la mayoría y no en la minoría como nos está pasando aquí.
ResponderEliminarEstamos envueltos en una revolución ultraconservadora. Se aprovecha la crisis económica y financiera provocada por los neoliberales, el descontrol y la avaricia, para hacer las políticas "como Dios manda" ¿y qué manda Dios? Lo que se ha hecho toda la vida, estudiar una carrera los hijos de los de siempre, los puestos directivos para los mismos, en las empresas control total sobre sus empleados y si no te gusta ahí está la calle. ¿Qué queda para el ciudadano corriente? Trabajar si tiene esa suerte, pagar impuestos, consumir lo que te meten por los ojos y por supuesto no pensar. Entre los objetivos de los conservadores está el NO promover la cultura, ni la educación, ni el libre pensamiento. Les da verdadero pavor que el personal de a pie reflexione, se informe, piense, discuta. La cultura, según ellos, no solo es prescindible y se puede recortar todo lo que se pueda, es que van más allá, la cultura es básicamente sospechosa y peligrosa, así que en consecuencia se le ponen todas las trabas posibles. El cierre de bibliotecas, la restricción de horarios en verano, la desaparición de subvenciones para premios literarios, para el teatro, el cine, los certámenes de música, etc., es una estrategia que nos está devolviendo a épocas que parecían desaparecidas para siempre.
ResponderEliminarEspaña sigue siendo diferente.
España por desgracia sigue siendo y aunque durante mucho tiempo hayamos creido que no la tierra de los señoritos a los que tendremos que terminar hablando con miedo, siempre con un sí en los labios y por supuesto bajando la cabeza.
ResponderEliminarCuando nos emboten con la necesidad de cubrir con suerte sólo las necesidades básicas ¿Quién tendrá tiempo para los libros?
Yo reconozco que no uso nada las bibliotecas así que ese cierre no lo estoy sintiendo directamente, aunque sí lo lamento. El libro en papel se está convirtiendo, es verdad, en casi un artículo de lujo...
ResponderEliminarBesos,