sábado, 19 de marzo de 2011

EL ESCRITOR AL DESNUDO

La profesión de escritor es esa a la que a algunas personas nos gustaría poder acceder, pero que en fondo da un poco de miedo. Miedo, ¿Por qué?. No hablo ahora del sacrificio, de la búsqueda de información, de la falta de ideas o de la dificultad para plasmarlas. Tampoco de la incógnita primero de si te van a publicar y después de si vas a gustar los suficiente como para vender, sino de la obligatoriedad de desnudarse ante cada lector.
Las personas tenemos la costumbre de opinar sobre todo, sobre lo que conocemos y sobre lo que no, pero siempre tenemos una opinión sea esta más o menos fundada, y normalmente es difícil no expresarla.
Los escritores no sólo no pueden evitar verter en sus escritos parte de su ser, si no que al tratarse de palabras escritas quedan impresas para siempre y ya no hay marcha atrás.  
Eso no significa que el que escribe sobre asesinatos sangrientos en el fondo sea un psicópata, ni que el que nos traslada a mundos alternativos tenga la mente en esos lugares lejanos e imaginarios, pero por fuerza sus opiniones tienen que aparecer en sus escritos.  De echo en muchas novelas se pueden ver los estados de ánimo del narrador, descubrimos sus miedos, sus obsesiones y sus opiniones más radicales, hasta el punto que nos queda muy claro cuál puede ser su postura ante algunos temas recurrentes como son la política, la religión, el trabajo, etc..  Si además el lector es un incondicional de dicho escritor puede ver reforzada esta opinión con las siguientes novelas que lleguen a sus manos.
Por eso la profesión de escritor que por una parte resulta atrayente y romántica, por otra es demasiado pública.  ¿De verdad quieres que tanta gente desconocida acceda a tus más íntimos pensamientos, tus limitaciones, esas actitudes de las que no terminas de estar demasiado orgulloso, tus momentos de debilidad?
Esa capacidad de abrirse al lector es consciente o en realidad no se han planteado lo que puede suponer.
¿Tú, que crees?

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo en que el escritor se desnuda en sus escritos. Aunque sean disparatadas aventuras algo de la personalidad del escritor se queda plasmada en su obra y es inevitable pues si no fuera así tendríamos una obra fría, sin alma. Es lo más difícil para personas reservadas, a la hora de escribir, no dejar demasiado al descubierto, así que admiro a los que tienen el valor de dejarse ir, de compartir con los desconocidos lectores, sentimientos y emociones íntimas. Aunque pienso que se necesita más valor para dejar que te lean los conocidos, familia, amigos...¡Vaya corte!

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