miércoles, 2 de diciembre de 2009

LA PESTE ESCARLATA - Jack London

Una epidemia a la que han llamado "La peste escarlata" se lleva a la mayor parte de la humanidad.  Un "viejo" que fué profesor de literatua en la Universidad, es el único superviviente que aún recuerda como era el mundo antes de la epidemia.  Narra a sus nietos como era su vida y les intenta hacer comprender lo que el hombre había conseguido y como vivía.  Por desgracia los tres nietos solo lo ven como a un viejo chocho que no sabe lo que dice, porque para ellos el mundo en el que viven es el único que ha existido siempre y que se basa en la organización en tribus, en la caza, la pesca, la agricultura y la ganadería.  Viven en un mundo donde la ciencia y sus avances solo son recordados por ese viejo profesor de literatura al que nadie hace caso.
La novela nos presenta un mundo clasista y degradado que desaparece y tiene que empezar desde cero; y a través del "viejo" nos hace pensar en como el mundo se podría destruir y crear una y otra vez, para volver a cometer siempre los mismos errores.

1 comentario:

  1. Pues no veo yo que London anduviese muy desencaminado cuando escribió este relato en mil novecientos doce. La acción nos sitúa en el año dos mil setenta y dos cuando un anciano cuenta a algunos de sus nietos cómo era la civilización que el conoció en el año dos mil trece, justo ante de que la llamada peste escarlata, un virus ante el cual la comunidad científica de todo el planeta se siente impotenete, acabase con más del noventa por ciento de la población mundial. Quién puede atreverse a decir que esto no podría ocurrir en un futuro muy cercano…
    Diez mil años de cultura y civilización se esfuman de la noche a la mañana. De nuevo el mundo se rige por tribus y clanes donde lo que priva es la supervivencia. El hombre que en otros tiempos fue dueño del planeta ha vuelto a su primitivo estado de salvajismo y con su espíritu sumido en las tinieblas ha vuelto a creer en supersticiones dejando a un lado la ciencia, que por otra parte nadie les ha enseñado.
    Cuando el abuelo, que de joven era un reputado humanista, intenta explicar a los niños los tremendos cambios producidos en la raza humana, sólo consigue sacar de ellos escarnio y burlas, entre otras cosas porque no entienden el lenguaje, que ha ido degenerando hasta convertir las conversaciones en apenas un intercambio de monosílabos.
    Es entonces cuando el anciano se da cuanta de que las tribus crecerán y se multiplicarán y dentro de algunas generaciones encontrarán la tierra demasiado estrecha para ellos, y empezarán a matarse los unos a los otros en un nuevo ascenso sangriento hacia una nueva civilización. Porque la historia del mundo no renuncia a su curso eterno.

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