lunes, 9 de mayo de 2011

EL CRUCERO DEL SNARK - Jack London

En este entretenido relato de viajes, Jack London narra las vicisitudes de su viaje en velero.  Desde las dificultades que encontraron en su construcción en la que constructores desidiosos y acreedores pelmazos no dejaban que terminara la construcción de un sueño, hasta las dificultades en toda la navegación por el Pacífico.  Es como el mejor relato de aventuras, pero totalmente real.  La falta de preparación como navegante, las enfermedades, el choque con otras culturas y el descubrimiento de muchas verdades de las que no era consciente hacen de esta historia una estupenda aventura de la que aprender mucho aún hoy en día.  Por desgracia la cantidad de afecciones que sufrieron en las Salomón hizo que el viaje no pudiera seguir adelante, y ahí termino su periplo.
Sigo con los post de escritores de aventuras, intentando no comentar sus obras más conocidas por el gusto de descubrir algo más y compartirlo con vosotros.  Espero que los disfrutéis tanto como yo.
El escritor demuestra en esta obra no solo su facilidad con la pluma, sino una visión amplia del mundo y unas ganas de descubrimiento inacabable, lo que hizo en su tiempo que fuera un escritor muy prolífico y seguido.

Jack London nació en San Francisco (California). Esencialmente se auto-educó, proceso que llevó a cabo en la biblioteca pública de la ciudad leyendo libros. En 1883 encontró y leyó la novela Signa de la escritora Ouida, la cual relata cómo un joven campesino italiano sin estudios escolares alcanza fama como compositor de ópera. London acreditó al libro como su inspiración para comenzar su labor literaria.
En 1893, se apuntó en la tripulación de la goleta Sophia Sutherland, que partía a la costa de Japón. Cuando regresó, el país estaba inmerso en el pánico de 1893 y Oakland estaba azotado por un malestar laboral. Después de trabajos agotadores en un molino de yute y en una central eléctrica del ferrocarril, se unió a la Kelly's industrial army, la cual fue una marcha de protesta llevada a cabo en Washington en el año 1894 para hacer campaña a favor del trabajo, y comenzó su vida de vagabundo.
En 1894, pasó treinta días en la penitenciaría de Erie County en Buffalo (Nueva York) por vagabundeo.

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