Ensayo para conocer las bibliopatías y quizás reconocerse en alguna. Ladrones de libros que los salvan de la indiferencia, puede que incluso los restauren y los cuiden mejor que a una persona. Seguro que a los amantes de los libros esta bibliopatía no les parece tan mal, dado que sirve para salvar a los libros "abandonados" aunque sea en biblioteca ajena. Seguramente bastará con que ese libro no lo roben de la nuestra.
De la bibliofagia física prefiero no hablar, aunque personalmente me ha parecido una enfermedad rara y sinceramente poco creible. No digo lo mismo de lo que cuenta el autor de la bibliofagia práctica, es decir esa que hace que se lea un libro detras de otro (a mi esto no me parece una enfermedad).
Antes de decidirme a leerlo me he encontrado con este libro un par de veces en la Feria del Libro de Sevilla, pero, no me decidía a comprarlo principalmente por que tiene una letra mínima y a mi se me empieza a cansar la vista.
Finalmente he descubierto en este a un libro interesante y entretenido, donde se pueden reapasar las bibliopatías, es decir las enfermedades asociadas con los libros y lo que es más interesante a sus enfermos más ilustres.
Además de conocer anécdotas muy divertidas relacionadas con ellas y también otras que aunque en principio no son reales, no por eso debemos decir que sean imposibles.
Miguel Albero nació en Madrid en 1967. Desde entonces ha ido cumpliendo años con impecable puntualidad. Ha vivido, por razones de índole laboral, en Dakar y Roma, capitales cuyas íntimas afinidades apenas precisan explicación. En la actualidad reside en Mendoza (Argentina), rodeado de viñedos que tampoco son suyos. Principiante también como escritor, Albero demuestra, contrariamente a sus personajes, una desenvuelta ironía y una originalidad de planteamientos que hacen de él un magnífico contador de historias.
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