En la búsqueda de buenas obras de literatura que nos aporten algo, que nos conmuevan, nos intrigen o nos sorprendan, también nos podemos encontrar y muy amenudo con obras que no nos aportan nada o eso nos parece en principio.
En mi caso lson las obras en las que ya sé como va a terminar todo. Novelas en las que todos son buenos, guapos, ricos, honestos y cuya vida aunque se encuentre con algunas incógnitas terminan bien.
Son novelas que no me sorprenden y que en principio me puede parecer que no han contribuido a que sepa nada nuevo, no me han resultado novedosas ni me han producido un escalofrío, pero tienen en realidad un objetivo.
Son esas obras que leo en momentos en los que estoy un poco saturada de todo lo demás y sólo quiero leer una historia sin complicaciones, ni al principio ni al final, obras que no me dejan huella. De hecho tengo una facilidad absoluta para olvidar su título, el argumento y a sus protagonistas; pero cuando termino de leer esa obra, paso con unas ganas inmensas a algo que me llene más.
Así que esas novelas que yo llamo "lecturas de verano" cumplen una función enorme en mi elección de nuevos libros y en mis momentos de "voy a pasar un ratito el tiempo", son el calentamiento previo para seguir disfrutándo del maravilloso mundo de los libros.
Todos los libros cumplen una función, todos tienen su momento, su lector, su estación...
No hay mejor manera de "perder el tiempo" que leer un libro, una revista, un periódico, un tebeo... He leido muchos libros que eran vanales, aventuras con personajes planos, relatos de terror con más gore que horror, historias sin interés en las que pones el piloto automático mientras estás en la playa debajo de la sombrilla. Pero incluso de ellos se aprende, hasta de la lectura más intranscendente puedes sacar algún tipo de información y por comparación, apreciar mejor una buena historia.
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