Seamos sinceros, no recuerdo cúal fué mi primer libro, ni siquiera el primer libro que de verdad me gustó hasta el punto de entender lo que podía ofrecerme la lectura.
Pero en cambio, si recuerdo el primer libro que hizo que leyera como una posesa todos los libros que encontré con las mismas características (en mi caso una autora: Enid Blyton y un tipo de historia: chavales jóvenes como yo era entonces viviendo aventuras que normalmente no vivimos las personas normales).
Todavía guardo ese primer libro que me dijo tanto. De hecho en una de las primeras páginas con una letra nada cuidada se puede leer "Libro preferido de .....". Es una edición de 1972 que antes de apropiárme impunemente perteneció a mis hermanos que también en su momento lo leyeron con ganas. Es un libro que he leido tantas veces que perdí la cuenta, un libro que me hizo llorar, que me emocionó y que provocó mis primeras críticas sociales, es un libro que aún hoy en día me sigue gustando y no me parece anticuado ni fuera de tiempo.
Al final te das cuenta de que los libros que realmente te han llenado en algún momento, un buen libro, es siempre bueno, no hay una edad para ellos.
Este libro MI PRIMER LIBRO, es La casa del árbol hueco de Enid Blyton, entonces yo tenía unos doce años quizás un poco menos no lo recuerdo, pero sigue ahí... siendo importante para mí.
¿Cuál fué ese PRIMER LIBRO para tí?
En mi caso no recuerdo el primer libro que leí, pero supongo que algún libro del Barco de Vapor que por aquella época era lo que se leía en el colegio. Ahora bien, mi primer libro (del que tengo consciencia) fue una recopilación de novelas de Julio Verne. Recuerdo todavía las ilustraciones, eran novelas acortadas para el fácil acceso del público infantil. Después de este libro vinieron muuuuchos más evidentemente.
ResponderEliminarEste libro llegó a mis manos por mi primo, al no tener hermanos mayores me quedaba con lo que me primo no quería y los libros al parecer, por lo que llegué a tener, no le gustaban nada. Hoy en día no tengo este libro, la voluntad de mi madre fue que siguiera el curso de pasar por otras manos y llegar a otros niños. ¿Quién soy yo para romper esa cadena y privar a otras personas de lo que yo disfruté? No dispongo en mi biblioteca de ese pequeño tesoro que tuve en mis manos, en su lugar tengo las obras completas de Julio Verne. Para mí, leer cualquiera de sus novelas me llena de una extraña satisfacción infantil.
Yo tenía cinco años y empezaba con las primeras lecturas del colegio (era un poco niña repelente) Un día mi padre trajo a casa una enciclopedia, "El Mundo de los Niños" de Salvat, una edición en castellano para el mercado hispano de una obra estadounidense. Eran quince tomos tamaño folio, tapas duras color rojo, páginas interiores en papel couché y que pesaban un quintal para una niña bajita y delgaducha. Mi padre me sentó a la mesa de la cocina, me puso delante el tomo I y lo abrió. Todo un mundo de maravillas estaban en aquellas páginas, las palabras y los dibujos me capturaron y a partir de entonces, cada vez que podía volvía a coger el tomo I. Este primer libro estaba diseñado para los niños pequeños, eran poemitas con ilustraciones para las primeras letras. A éste rápidamente le siguió el tomo II, un poco más avanzado y después el III y el IV, mis favoritos, éstos ya eran cuentos clásicos y las ilustraciones eran preciosas. No me acuerdo si el V o el VI trataba sobre la Historia Sagrada, relatos de la Biblia y del Nuevo Testamento, la vida de Jesucristo. Había uno sobre la música con historia de los instrumentos, biografías de grandes músicos, incluso alguna partitura y letra de canciones navideñas o populares. Los tomos más avanzados trataban sobre naturaleza, fauna, países, etnografía, etc. De estos mis primeros libros recuerdo las ilustraciones, en esa época y durante mucho tiempo me parecían maravillosas y seguramente lo eran. También me enseñaron muchas cosas, me abrieron horizontes y fueron una especie de refuerzo intelectual a lo que nos enseñaban en el colegio.
ResponderEliminarLos libros fueron pasando de niño en niño (éramos seis) Los cuatro primeros tomos sufrieron tanto que cuando llegaron a manos de los nietos tenían remiendos de todo tipo. Al final la colección se fue disgregando y en la actualidad sobreviven algunos tomos en casa de uno de mis hermanos. Lo que si ha quedado de ellos es la memoria familiar y personal de cada uno de nosotros, de las primeras lecturas, de la maravilla de sus ilustraciones. En definitiva, mi padre hizo una gran inversión con esa compra.