La oveja negra de una conocida y poderosa familia maronita de Beirut es asesinada de forma espectacular. Cora, su viuda se siente amenazada por su familia política y pide ayuda a Diana una ex reportera española que dedica su tiempo libre a ejercer de detective. La estabilidad económica de Diana le permite realizar sus investigaciones no por dinero, si no por el placer de conseguir que se haga justicia. La vida privada de Diana se ve amenazada por esta historia que quiere investigar no por la persona que pretende contratarle, sino para que se haga justicia a las víctimas colaterales de este atentado.
La fuerza de las novelas de esta autora se ve una vez más reflejada en esta historia en la que sus mujeres siempre son duras e independientes, en la que le gusta tener un trato amable con los amigos y los "inocentes", pero al mismo tiempo ataca a la yugular de todo lo denunciable en el comportamiento de sus semejantes.
Ambición y poder por encima de todo, sin importar que se pierde por el camino, odio y resentimiento y una total falta de moral a la hora de medir las propias acciones.
El cuadro que nos hace de Beirut y de sus habitantes, esta escritora que conoce bien esa ciudad, se acerca mucho a la imagen que uno puede hacerse desde la distancia y tomando nota tan sólo que lo que cuentan en las noticias o en los periódicos, sólo que en este caso al humanizarlos con referencias a personas (aunque no sean reales) ha conseguido al mismo tiempo deshumanizarlos aún más por sus actitudes prepotentes e inamovibles, por la creencia de esos poderosos de que todo está permitido si ellos lo quieren.
Maruja Torres. Barcelonesa curtida en los conflictos mundiales, periodista todoterreno que empezó en la profesión caundo existían tipos de plomo para formar las palabras, que muchas veces no se podían publicar. Una mujer de 67 años macerada en Beirut. Lleva 46 años de periodismo, reportera, columnista, feissbookera, sentimental, autora de libros y ganadora de premios, aficionada al tango, a la copla, a la ópera, a enecia bajo la lluvia y al Mediterráneo en cualquiera de sus puntos cardinales. Le gustan los hombres débiles y las mujeres fuertes, lo cual es un acto de realismo. Le gusta la honestidad en hombres y mujeres, lo cual es una norma de vida que no la hace más fácil, pero sí mucho mejor. Tiene un perro viejito, y en su vida, desde la niñez, siempre hubo un balcón.
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