sábado, 17 de diciembre de 2011

LOS SIEMPRE NOMINADOS AL PREMIO NOBEL


El problema de los grandes premios literarios parece ser el de que siempre estén bajo el peso de los interéses económicos, políticos o las influencias de un jurado poderoso.
En la lista que el año pasado sacó Listverse, indicó a los diez escritores más merecedores del Premio Nobel de Literatura que nunca llegaron a conseguirlo y las razones que pudieron darse para que no lo consiguieran:

-Jorge Luis Borges. No consiguió el anhelado galardón. La razón parece ser meramente política: al jurado no le gustó el apoyo que el escritor prestó al dictador chileno argentino Pinochet y a otros dirigentes de extrema derecha.
-Vladimir Nabokov. Los que finalmente ganaron, de forma conjunta, Eyvind Johnson y Harry Martinson, lo hicieron gracias a que pertenecían al propio comité seleccionador del premio.
-W. H. Auden. Una serie de errores que cometió al traducir una obra del ganador del Nobel de la Paz, Dag Hammarskjold, y su adherencia al rumor acerca de la homosexualidad de éste, le granjearon significativas antipatías que podrían haberle evitado ser galardonado.
-Robert Frost.  Frost obtuvo nada menos que cuatro Premios Pulitzer, pero esto no hizo inmutarse al comité sueco, que consiguió ignorarlo durante unos veinte años.
-Emile Zola. El grande del naturalismo, el excelente Zola, no fue premio Nobel. El porqué responde a una tonta confusión que le costó el trofeo a varios escritores más: una mala interpretación de la voluntad del difunto Alfred Nobel, quien estipuló que el Premio de Literatura fuera entregado a escritores con “la obra más notable de tendencia idealista”. El comité seleccionador, durante muchos años, interpretó esto de una forma política, manifestando que el autor galardonado debía cumplir con una serie de requisitos ideológicos ejemplares.
-Henrik Ibsen. Ibsen, el gran dramaturgo noruego, fue víctima también de esta confusión absurda. Los seleccionadores decidieron que no estaba “conduciendo al mundo literario en la dirección adecuada”, y fue sistemáticamente ignorado para el premio.
-Marcel Proust. El famoso autor de En busca del tiempo perdido fue también pasado por alto, aunque estuvo nominado en 1920. Se cree que perdió debido a que el ganador, Knut Hamsun, era de nacionalidad noruega, por lo que parece ser le era más simpático al comité sueco que el francés Proust.
-James Joyce. Nadie sabe muy bien por qué Joyce fue también olvidado. Considerado hoy en día uno de los mayores escritores de nuestro tiempo, nunca consiguió el ansiado premio.
-Leo Tolstoi. Nominado por muchos a mejor novelista de la historia, no pudo convencer al comité del Nobel, quien argumentó lo mismo que con Zola e Ibsen, marcando al célebre autor ruso como una víctima más de la controvertida y mal entendida última voluntad del creador del premio.
-Mark Twain. Es posible que aquí sea más que obvia la preferencia de los estadounidenses por su autor favorito. Si bien para los europeos Twain no es un escritor tremendamente relevante, para los lectores de Estados Unidos se trata de uno de los autores más influyentes de su historia. A éstos no parece hacerles mucha gracia que su escritor fetiche haya sido vencido repetidamente, en un total de diez ocasiones, quedándose sin premio.

Y ahora Haruki Murakami, y este de mi propia cosecha después de lo que ha pasado este año. Una vez más y sin querer despreciar a Tomas Tranströmer (Premio Nobel de Literatura 2011) me pregunto cuales fueron las razones para no dar el premio a Murakami.  
Lo único que he encontrado en su contra es que "a la crítica no le gusta", aunque esto no me parezca totalmente cierto.
Buscando críticas de las obras de Murakami he encontrado más críticas positivas y entusiastas que negativas y despectivas.  Puede que este año no haya sido más que pura casualidad, ya veremos el próximo.

1 comentario:

  1. Aquí tenéis otro ejemplo que he encontrado:
    Al escritor J.R.R. Tolkien, uno de más valorados en el Reino Unido, se le denegó el premio Nobel de Literatura porque su prosa era de segunda categoría. Así se desvela en unos documentos recientemente desclasificados sobre el dictamen de los miembros del comité Nobel de 1961 indican que éste decidió pasar por alto nombres como los de Lawrence Durrell, Robert Frost, EM Forster o el propio Tolkien, y concedió el premio al escritor yugoslavo Ivo Andric.

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