El comisario Guido Brunetti recibe la visita de María Testa, hasta hace poco tiempo monja y atenta cuidadora de su madre en la residencia para ancianos donde vivía.
Ahora necesita hablar con Brunetti para hacerle partícipe de una sospecha que le ha hecho abandonar la orden.... Algunos ancianos que en principio se encontraban sanos han muerto poco tiempo después de manifestar que pensaban donar una importante cantidad a la Casa de Cura en la han pasado sus últimos años.
El comisario emprende la investigación acuciado también por otros problemas provocados por el comportamiento de otro miembro del clero.
La novela es interesante, la intriga está muy bien planteada y el comisario Brunetti es la excusa perfecta para hacer al mismo tiempo que una historia atractiva, una crítica directa a las prácticas de una iglesia que sigue escondiendo las reprobables acciones de algunos de sus miembros y que se parapetan en el poder para campar a sus anchas sin dar explicaciones de nada, a nadie.
La figura del comisario resulta refrescante dentro del mundo de la novela policiaca. Es un hombre normal, con una familia que ocupa su tiempo y sus pensamientos, un jefe insoportable y prepotente y unos subordinados que le obedecen en parte porque lo respetan.
La historia que podría parecer excesiva por la situación extrema que relata, tiene dos finales totalmente diferentes al igual que dos historias paralelas, en el que nos queda claro que no siempre la justicia puede vencer. Aunque siempre podemos encontrar pequeñas victorias.
Tiene algunos pasajes que me han gustado y que comparto con vosotros. La interpretación es fácil:
"Aquellas personas traspasaban a sus herederos la ilusión de una propiedad, prolongando con ello la ficción durante otro lapso de tiempo, hasta que los herederos fueran despojados a su vez de tales bienes por la muerte".
"El poder es lo único que las mujeres creen que no desean".
Tiene algunos pasajes que me han gustado y que comparto con vosotros. La interpretación es fácil:
"Aquellas personas traspasaban a sus herederos la ilusión de una propiedad, prolongando con ello la ficción durante otro lapso de tiempo, hasta que los herederos fueran despojados a su vez de tales bienes por la muerte".
"El poder es lo único que las mujeres creen que no desean".
Donna Leon nació en New Jersey el 28 de septiembre de 1942. En 1965
estudió en Perugia y Siena. Continuó en el extranjero y trabajó como
guía turística en Roma, como redactora de textos publicitarios en
Londres y como profesora en distintas escuelas norteamericanas en Europa
y en Asia (Irán, China y Arabia Saudita). Protagonizadas por el
comisario Brunetti, ha publicado, siempre en Seix Barral, las novelas Muerte en La Fenice (1992), que obtuvo el prestigioso Premio Suntory a la mejor novela de intriga, Muerte en un país extraño (1993), Vestido para la muerte (1994), Muerte y juicio (1995), Acqua alta (1996), Mientras dormían (1997), Nobleza obliga (1998), El peor remedio (1999), Amigos en las altas esferas (2000) —Premio CWA Macallan Silver Dagger—, Un mar de problemas (2001), Malas artes (2002), Justicia uniforme (2003), Pruebas falsas (2004), Piedras ensangrentadas (2005), Veneno de cristal (2006), Líbranos del bien (2007), La chica de sus sueños (2008), La otra cara de la verdad (2009) y Cuestión de fe (2010). Es también autora del libro de ensayos Sin Brunetti (Seix Barral, 2006) y prologuista de la atípica guía Paseos por Venecia (Seix Barral, 2008). Sus libros, traducidos a veintiséis idiomas, incluido el chino, son un fenómeno de crítica y ventas en
toda Europa y Estados Unidos. Desde 1981 reside en Venecia.
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