Una tapadera para enterrar a un policía que después de una misión en la que perdió a un compañero y otro quedó paralítico ya no resulta fiable.
Una tapadera para poder coger una importante subvención del estado que ayude a varios departamentos de la policía utilizando poco del total en ese departamento.
Lo que nadie se esperaba, ni siquiera Carl Morck es que dedicándose a casos no resueltos el departamento tenga alguna posibilidad de éxito.
Por pura casualidad empieza a investigar la desaparición de Merte Lyngaard cinco años antes y empieza a descubrir numerosas irregularidades durante las pesquisas.
Es un policía malhumorada al que adjudican un asistente con un pasado un poco turbio pero con un sexto sentido y una mente clara que le ayudará en cada paso de la investigación. Tiene una ex mujer de la que no se ha divorciado pero a la que sigue unido y un hijo postizo que le trae de cabeza.
Una historia angustiosa de venganza equivocada, de desidia, de casualidades y de pocas esperanzas.
Morck resulta un poco prepotente y dejado, no es el policía a admirar. Al inicio le faltan el empuje y las ganas que debería poner en la investigación, pero a medida que se va desprendiendo del autocompadecimiento y del sentido de culpabilidad (¿Por haber sobrevivido?), la experiencia y una mente acostumbrada al crimen le hacen encontrar y aprovechar las señales que le ayudarán a encontrar el camino, aunque este no va a resultar fácil.
Es una historia un poco frenética, que se lee de un tirón.
Escritor danés, Jussi Adler-Olsen (Copenhague, 2 de agosto de 1950) es conocido por su
versatilidad en el mundo de la cultura -siendo periodista, sociólogo y
director de cine- logrando un gran éxito con su primera novela La casa del Alfabeto, libro que fue llevado al cine.
Además, Adler-Olsen ha publicado varias novelas de intriga y suspense.
Además, Adler-Olsen ha publicado varias novelas de intriga y suspense.
A mí me gustó mucho esta novela. La segunda, Los chicos que cayeron en la trampa me ha gustado bastante menos. Veremos el tercero que tal está.
ResponderEliminarSaludos.